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Limpieza infalible de la plata

La plata es un material que se utiliza no solamente para joyas sino también para mucha parte del menaje del hogar. Por ello mantenerla es un paso muy importante a la hora de realizar la limpieza habitual de nuestra casa. Hoy en Senegar te mostramos cuatro fórmulas específicas de limpieza de la plata que te resultarán infalibles para unos resultados óptimos.

Primero nos preguntamos ¿por qué se queda la plata en esas tonalidad apagada perdiendo el brillo del primer día? La causa de este “envejecimiento” de la plata es su composición. Las piezas tienen un nivel de resistencia a los agentes externos que pueden provocar algún tipo de alergia en el caso de piezas como pendientes, pulseras o collares. Con el menaje no ocurre así, pero se hace notar en forma de pérdida de brillo y color.

Antes de comenzar…

Recuerda que para realizar una limpieza debemos cuidar nuestras herramientas de trabajo: nuestras manos. Por ello además de llevar guantes para no dañarse las manos, nos pondremos este elemento para no dejar huellas en las piezas a reparar. Por otro lado, para preparar los materiales vamos a hacer una primera limpieza con agua y jabón seguido de un secado completo. Una vez que esta preparación esté terminada podemos iniciar la limpieza con la técnica que nos haga sentir más cómodos o nos de mejores resultados. En Senegar te presentamos cuatro tipos de limpieza.

El gran aliado: Bicarbonato

Es el elemento más utilizado. Para esta técnica de limpieza, se deben echar dos cucharadas en un recipiente pequeño y añadir unas gotas de agua y remover hasta que se forme una pasta uniforme. Con esta pasta de bicarbonato, procedemos a frotar el elemento a limpiar con las manos y podemos recurrir a un viejo cepillo de dientes, con las cerdas suaves para limpiar las zonas más inaccesibles. A continuación, limpiamos la pieza y eliminamos todos los restos de bicarbonato y para después pulirla y limpiarla por completo con un paño seco.

El ligero: Vinagre

A veces la suciedad de este tipo de menaje no es excesiva por lo que esta fórmula es ideal para pequeños repasos. Su funcionamiento es el mismo que en el caso anterior, solo que se trata de una variante del ejemplo anterior y sólo utilizar el vinagre. Para ello, hay que cubrir las joyas con vinagre y dejarlo reposar unos minutos. Después, remover. Sólo queda aclarar y frotar con un trapo seco tal y como planteamos en el ejemplo anterior.

La novedad: Pasta de dientes

¿Lo sabías? Esta fórmula es tan sorprendente como efectiva. Hay que tener en cuenta que para esta operación es preferible usar una pasta de color blanco y si es de las blanqueadoras, mejor. Su funcionamiento es sencillo: Para ello, hay que impregnar las piezas con la pasta de dientes y frotarlas durante unos cinco minutos con un cepillo de dientes suave. Ya solo queda aclarar y secar para ver los resultados.

Apto para profesionales: Aguarrás o amoniaco

El último es el método más agresivo y con el que más cuidado hay que tener porque tanto el aguarrás como el amoniaco expulsan gases. Por ello, hay que hacerlo en una habitación bien ventilada, con guantes y si es con protección visual como gafas y mascarilla para filtrar es la mejor opción posible.  Lo más importante: NUNCA mezclar los dos productos.

El procedimiento se realiza mojando una esquina de un trapo con aguarrás o amoníaco y se frota el elemento a limpiar. Al finalizar esta limpieza, debes limpiarlo muy bien con agua y jabón para eliminar riesgos y olores que pudieran ser perjudiciales. Finalmente, secar bien con un trapo seco.